El cursor palpita en la hoja en blanco. Me incita, me obliga a escribir lo que sea. Al parecer no le interesa el contenido, sólo ser cubierta de signos que forman palabras y frases que no entenderá, pero que supuestamente le dan mayor utilidad, la valorizan de cierto modo. No está ajena a la tendencia actual de valorizar todo ("¿cuánto cuesta?", ¿cuánto gano?", "¿cuánto pierdo?", etc.)
Y esto partió cuando me propuse escribir una vez a la semana (publicar, en estricto rigor), sin tener nada claro, ni temáticas, estilo ni extensión del texto. Sólo sentarme frente a la pantalla y tratar de crear algo; de enfrentarme al desafío de tener una hoja vacía, esperanzada de portar una historia.
Espero salir victorioso de este reto autoimpuesto, ganar esta batalla uno contra uno que, al parecer, no tiene final, ya que el cursor sigue palpitando en la hoja en blanco.
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