Sinceramente hace diez o quince años atrás no hubiese escrito esto. Ahora lo hago porque lo creo necesario; porque me siento satisfecho y orgulloso. A pesar de nuestras diferencias en muchos aspectos, venimos de donde mismo e indudablemente ese escritor viejo y principiante a la vez, que pasaba gran parte del tiempo encerrado en su pieza cubierta por recortes, transformándola en un gran collage, entre libros y música, nos marcó y nos enseñó, sin decirlo, que la vida se trata de expresar a través de muchas maneras, y una de esas maneras es a través del arte.
Y, siendo lego en el conocimiento del arte, creo que uno no busca la forma de arte que lo representa. Es el arte quien te busca, te persigue, analiza tus cualidades y te dice donde y que vía utilizar.
A ti, que siempre fuiste extrovertido y sociable, te toca estar en un escenario, entre voces, percusiones y cuerdas, aunque hayan diez o cincuenta espectadores; o en tu refugio, solo, tratando de componer una melodía. Eso es lo de menos. Eso da lo mismo.
A mi, introvertido y de pocos amigos, me persiguen las letras y las hojas en blanco; y aunque escriba muchas líneas o pocas, sé que pocos lo leerán. Quizás tú. Quizás nadie. Quizás pase mucho tiempo en que alguien descubra este sitio, que acumula y acumula escritos. Eso es lo de menos. Eso da lo mismo.
Te recomiendo que sigas afinando tu guitarra, componiendo, recorriendo escenarios. Cualquiera.
Yo seguiré escribiendo, enfrentándome a hojas en blanco, acumulando escritos.