5.3.11

Se juega con una pelotita. Así de simple.

Aquél rectángulo verde, grande, casi ilimitado, donde todos los sueños, ilusiones, alegrías, tristezas y decepciones se hacen presentes. Donde uno se imagina en la serie A, en la Premier League, en España, o en algún estadio lleno de gente, mientras los cánticos y el papel picado cae sobre uno, donde el público aplaude al conocer la formaciónd el equipo y uno es parte de ella. Pero en realidad hay poca gente, casi nadie. Y sólo algunas están pendientes del partido. Aún así hay que luchar por defender, por atacar, por llegar al arco rival y que la redonda cruce la línea de meta. Aún así hay que ser solidario con el compañero cuando se equivoca, hay que abrazar al que ni siquiera te saluda en el camarín, hay que tener coraje y valentía para pelear cada pelota, como si fuera una final del campeonato del mundo. Porque cuando el equipo gana, todos ganamos y cuando el equipo pierde todos perdemos, aunque sea por "errores puntuales", porque "no se nos dieron las cosas", por mala suerte, por el clima, por el mal estado de la cancha,por la parcialidad arbitral, ¡vaya uno a saber por cuantas razones más!. Perder, empatar o ganar están dentro de las posibilidades, y como juego colectivo que es todos apuntamos hacia el mismo lado, hacia ganar y sentir esa satisfacción dominical que se da dentro de la cancha, sentir el palmoteo en la espalda y la felicitación del compañero. Si perdemos, analizamos los errores y, lo más importante,..."el próximo domingo ganamos". Es que la esperanza está ahí, en el próximo encuentro, y en la certeza de los que dicen que el fútbol da revanchas.
Nadie llega en autos de lujo, nadie se ha casado con una modelo famosa, no se habla de dolares, de euros, ni de transferencias, lo que en realidad no importa. Y todo porque el fútbol, por esencia, se juega con una pelotita y se vive en aquél rectángulo verde, grande, casi ilimitado.

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