En épocas pasadas David venció a Goliat. Hurgando virtudes propias y observando cada uno de los yerros del rival, el débil competidor derrotó al gigante, hasta ese entonces, invencible. Fue sólo una batalla, como tantas se han desarrollado en canchas de fútbol, en que en sólo un partido se decide la suerte de tal o cual elenco. Sin embargo, no sucedió así con el equipo de la “banda sangre”, que, siendo sincero, de sangre y coraje demostró poco en las últimas temporadas.
Es que el actual elenco “millonario”, tal vez por problemas deportivos, institucionales, o económicos, no supo demostrar y ratificar por qué siempre estuvo en la cima del fútbol trasandino. Del fútbol mundial en ciertas oportunidades. Tampoco fue coincidencia que el modesto equipo de Belgrano saliera victorioso en estos partidos en que ambas escuadras se jugaban la vida en el torneo de clausura argentino. Es más, River Plate tenía en juego parte de su historia, de su orgullo, ya que nunca había perdido su sitial privilegiado en el fútbol argentino.
Sin importar nuestra simpatía por los “millonarios”, el descenso de River Plate es un hecho que no deja indiferente al planeta fútbol. No deja indiferentes a los históricos que alguna vez defendieron al conjunto de la “banda sangre”; qué pensará Francescoli, Ortega, Saviola y Aimar; que sentirá Astrada, Sorín, Crespo o Gallardo, por solo nombrar a algunos ¡y cómo habrá reaccionado Passarella, ex jugador, ex técnico y actual presidente millonario!. Y más cercanos a nosotros, qué habrá sentido Salas y Sánchez al escuchar el pitazo final que destruía cualquier ilusión de mantenerse en la división de honor. Y mucho menos deja indiferentes a los hinchas que el día de la debacle asistieron en masa al estadio, colmaron las gradas, y cantaron todo lo que pudieron, hasta que sus lágrimas se confundieron con los chorros de agua lanzados por carros de la fuerza pública, tratando de calmar el ánimo de la hinchada, que de la pena pasó a la impotencia y la frustración.
Ante la dramática escena a algún hincha de Boca se le habrá ocurrido citar “Instrucciones para Llorar”, de Cortázar; y a algún directivo negligente, más preocupado de los dólares y euros que del progreso del club, se le habrá ocurrido citar al colombiano García Márquez diciendo que fue la “Crónica de una Muerte Anunciada”.
Es que el actual elenco “millonario”, tal vez por problemas deportivos, institucionales, o económicos, no supo demostrar y ratificar por qué siempre estuvo en la cima del fútbol trasandino. Del fútbol mundial en ciertas oportunidades. Tampoco fue coincidencia que el modesto equipo de Belgrano saliera victorioso en estos partidos en que ambas escuadras se jugaban la vida en el torneo de clausura argentino. Es más, River Plate tenía en juego parte de su historia, de su orgullo, ya que nunca había perdido su sitial privilegiado en el fútbol argentino.
Sin importar nuestra simpatía por los “millonarios”, el descenso de River Plate es un hecho que no deja indiferente al planeta fútbol. No deja indiferentes a los históricos que alguna vez defendieron al conjunto de la “banda sangre”; qué pensará Francescoli, Ortega, Saviola y Aimar; que sentirá Astrada, Sorín, Crespo o Gallardo, por solo nombrar a algunos ¡y cómo habrá reaccionado Passarella, ex jugador, ex técnico y actual presidente millonario!. Y más cercanos a nosotros, qué habrá sentido Salas y Sánchez al escuchar el pitazo final que destruía cualquier ilusión de mantenerse en la división de honor. Y mucho menos deja indiferentes a los hinchas que el día de la debacle asistieron en masa al estadio, colmaron las gradas, y cantaron todo lo que pudieron, hasta que sus lágrimas se confundieron con los chorros de agua lanzados por carros de la fuerza pública, tratando de calmar el ánimo de la hinchada, que de la pena pasó a la impotencia y la frustración.
Ante la dramática escena a algún hincha de Boca se le habrá ocurrido citar “Instrucciones para Llorar”, de Cortázar; y a algún directivo negligente, más preocupado de los dólares y euros que del progreso del club, se le habrá ocurrido citar al colombiano García Márquez diciendo que fue la “Crónica de una Muerte Anunciada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario