Se me borró todo lo que había escrito. Empecé por el título, como pocas veces lo he hecho. Se llamaba "Mil Disculpas" y relataba muchas cosas. Pero la conexión de la universidad se cayó y no pude copiarlo, respardarlo, ni nada. En fin, todos los esfuerzos fueron en vano. Creo que ahora soy yo el que merezco una disculpa del administrador de la sala del 3° piso de la biblioteca, o de quien haya sido que frustró mi publicación en esta página poco concurrida, pero que me sirve para escribir y escribir, como lo estoy haciendo ahora. Pero esa disculpa nunca llegará. Lo más que conseguiré será una cara de "yo no fui". Después tendré que decirle el número de computador que estaba ocupando y él me entregará mi credencial. No obstante, este texto se quedará acá y yo caminaré hasta mi departamento a planificar que haré, aunque las opciones sean escasas y el típico cansancio semanal me pasa la cuenta.
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