Generalmente quince años es mucho tiempo. Pero el paso del tiempo no cuenta cuando se trata de recordar a un tímido sujeto que rompía guitarras en el escenario. Un artista de la fría ciudad de Seattle que nunca se sintió comprendido ni por su familia ni por sus pares. Un individuo que a primera vista era alegre y sociable, pero por dentro se sentía muy solo; tan solo que la fama, los fans y los contratos millonarios no hicieron más que acrecentar su soledad y su desesperación al no poder sentirse mejor. Fue tal su estado y su sensación de permanente agonía que un día tomó un arma y decidió terminar con su vida (aunque aún existen dudas al respecto que no vienen al caso recordar), quizás como la manera más rápida y efectiva de escapar definitivamente de su constante inestabilidad. Quién sabe si fue lo mejor que pudo pasar; quién sabe lo que estaría haciendo Cobain si estuviera vivo.
Tan sólo nos queda escuchar su música, sentir que está vivo, recordarlo como uno de los más grandes personajes de la historia del rock, y pensar que esté donde esté sigue escribiendo canciones y destrozando guitarras en el escenario, pero ahora más tranquilo y feliz que nunca.
05. 04. 1994 - 05. 04. 2009
A 15 años del fallecimiento de K.Cobain
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