1998. 2° Medio. El gimnasio de mi colegio estaba lleno de estudiantes mirando una pantalla gigante instalada especialmente para la ocasión. También estaba repleto de nerviosismo y esperanza. Esperanza que Chile pasara a la segunda ronda del mundial de Francia '98.
Jugaba La Roja contra los leones africanos de Camerún. Falta de Song contra Zamorano. El especialista, un cada vez más calvo jugador, medio encorvado, con facha de actor de teleseries y con la 10 en su espalda, se paró frente al portero, frente al arco y frente a la barrera. Tiro al ángulo superior izquierdo del arquero que, pese a su estirada, no pudo alcanzar el balón. Era la apertura de la cuenta para la selección nacional, que nos daba el paso a la segunda fase del torneo. Luego del tanto el lanzador alzó los brazos al cielo agradeciendo a su padre, fallecido hacía poco tiempo, como lo revelara posteriormente. A los segundos después, un puñado de jugadores de blanco -color utilizado por la selección en ese partido - abrazaron al autor del tanto; las galerías del estadio se llenaron de banderas rojas; y acá, en otro continente y a miles de kilómetros de distancia, todos celebramos ése importantísimo tanto. Incluso en el gimnasio de mi colegio.
"¡¡¡José Luis Sierra, zurda mágica!.¡ ¿Qué iba a pasar, si es gol de chile?!. José Luis Sierra, mete una zurda sacada de una academia de villar, un masé perfecto: la puso en un rincón donde no llega nadie, donde no hay teléfono. No pudo llegar el mejor portero del mundial, Songo'o. Chile se lo merecía. A los 20 minutos, José Luis Sierra, el grito de gol se escucha en Pta. Arenas, en Pto. Williams, en Arica, en Iquique es grito de gol...!!!, relataba Carcuro.
El jugador: José Luis Sierra, que hace pocos días se retiró del fútbol a los 40 años de edad y con una trayectoria envidiable. El dueño de la zurda mágica, el especialista, no se retiró en Francia, no se retiró en un mundial. Se retiró vistiendo los colores de su amado equipo, Unión Española, en la semifinal de la Copa Chile, perdiendo ante el modesto pero corajudo elenco de Ovalle. Pero se retiró a su manera, anotando un gol de tiro libre, de zurda y al ángulo superior izquierdo del arquero.
Se despide un 10 clásico, de los que quedan pocos, de ésos creadores por naturaleza, a veces un poco lentos, a veces un poco flojos, pero que tarde o temprano echaremos de menos. De esos que anotan en momentos importantes, como lo fue el 1 a 0 en el tercer partido de la fase grupal del mundial de Francia 1998.
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