1.2.09

G Ú S T O C

El jueves fui a un recital en el Parque Comunal. Era organizado por una compañía de telecomunicaciones y gratis, lo que fue un importantísimo punto a favor. En esta ciudad alejada de la costa e invadida de un calor infernal es rescatable que se realicen eventos similares, y deseable que se repitan en un futuro no tan lejano.


La importancia de casi todos los grupos también fue fundamental en la asistencia masiva de público. Digo casi todos los grupos o artistas, porque aún no entiendo porqué Sergio Lagos participa en estas giras. No es por desmerecer, pero él es un animador de televisión – incluso animó el festival de Viña -, y si no fuera por eso difícilmente sería invitado a formar parte estas tocatas, incluso he llegado a pensar que tampoco hubiese editado su disco. ¡Que más da, si es el niño mimado de la televisión chilena!. Espero que no se transforme en el regalón del rock chileno.
Gonzalo Yañez y De Saloon merecen una especial consideración, porque si bien no son rockeros en el sentido clásico de la palabra (son “rockeros de camisas planchadas”, como se podría decir) han obtenido reconocimiento masivo gracias a su música, similar a Coldplay o Keane, pero en español.
Y sin duda los puntos altos de la noche fueron Los Miserables y Chancho en Piedra. Ambas bandas son de ésos grupos compuestos por gente normal, no muy agraciada, que no se comparan con la facha de rockero inglés de Sergio Lagos, ni con Mick Jagger o Anthony Kiedis. Son de ésos grupos que han pasado por muchas pellejerías para estar donde están. Bandas creadas por amigos, y no por interés comercial, que quieren expresar algo con su música. Son verdaderos grupos de rock, como tantos otros en todo Chile y el mundo. Los Miserables están llenos de fuerza e ideas; Chancho en Piedra irradia alegría y cercanía con su público.


Por los Chancho siento un cariño especial, los escucho hace muchos años y los he visto en vivo mas de diez veces y en diferentes escenarios del país. Me han acompañado durante largo tiempo. Y por lo mismo, luego de algunas latas de cerveza y un par de piscolas, fui corriendo como pendejo al medio del público a saltar, cantar y empujar a los demás partícipes como en los viejos tiempos. Al parecer hice caso omiso a un tema de los Chancho que dice: “…como Florcita Motuda, no tengo ninguna duda, es hora de acercar el placer y negarse a envejecer…”

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