4.7.09

Pendejadas

Ayer viajé en Metrotren. En un asiento cercano iban dos muchachas, al parecer mechonas, hablando banalidades:
- Oye, pero la Juanita (por decir un nombre) no era tan conocida en el colegio y ahora todas la conocen en la U.
- Quizás porqué se hizo tan famosa… si era tan perna la pobre.
- No me interesa esa mina… Oye, ¿a la noche te paso a buscar en la camioneta que me compró mi papá?... ¿No te había contado que me regalaron camioneta?
- Nooo, no me habías dicho; ¡que genial! Bueno, pasa a mi casa, te muestro toda la ropa que me he comprado en Viña, nos tomamos algo y salimos a carretear.

No creo que hayan tenido más de 19 años, lo que deduzco por su apariencia y su forma de hablar, creyéndose dueñas del mundo y jactándose de cosas materiales que ni siquiera le pertenecen; regalos tremendos que no hacen más que desfigurar sus pensamientos aún infantiles; regalos impresionantes que de ningún modo suplen la falta de atención de los padres y la carencia de madurez de las jóvenes.
Tengo 26 años, y tengo pocas cosas, entre ellas éste espacio en que derramo mis palabras, y la conciencia de lo que poseo y de lo que carezco… o creo ser conciente de ello.


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