Era un día especial. Se despertó esperanzado en que las cosas resultaran bien. Que el traje que mantenía guardado para ocasiones especiales estuviera en buenas condiciones; que llegaran con el perfume, el gel y los calcetines nuevos que había encargado; que su compañero le prestara su corbata roja preferida; que su delicado estado de salud lo acompañara por ésa noche... tan sólo por esa noche, nada más.
Anhelaba tranquilidad para su única hija, que daría ése trascendental paso - para algunos -, llamado matrimonio; fidelidad, respeto y comprensión para su futuro yerno.Y, lo más importante, que el juez decretara su libertad definitiva, luego de 13 años de presidio.
Me gustan las palabras que derramas sobre tu teclado...ojala pueda seguir leyengo muchas más...
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