26.1.09

Saturación

El camino al desarrollo se hizo cada vez más largo y extenuante. Los peldaños para alcanzar la igualdad se hicieron cada vez más altos y extenuantes.
Los libros fueron desapareciendo, y las hojas cada vez tuvieron menos contenido.
La política poco a poco fue dando paso a la demagogia. La delincuencia arrasó con todo y con todos.
El calor progresivamente se hizo insoportable, y no bastaron ni una ni dos botellas de agua, sino tres, cuatro o más.
Los días se hicieron cortos; trascurrieron inexorablemente, como suele ocurrir en verano o en primavera… en otoño o en invierno.
El amanecer dio paso inmediato al crepúsculo, manchando de anaranjado la selva de calles, automóviles, edificios y gente apresurada que corría de un lado a otro deseando escapar del stress, de la rutina, de lo fatalmente cotidiano; de los llamados, de las órdenes, de los deberes, de los jefes y de los empleados.
Luego de aquel día cada uno de los integrantes de la ciudad decidió arrancar, huir de lo material, y reencontrarse con ellos mismos. A los pocos días todo estaba vacío.
Sin embargo, ese no fue el final. Fue el comienzo de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario