Cerca de mi casa vive un caballero que, cada año, al comenzar la primavera, pasa horas sentado en la esquina, en su silla de ruedas. Su hogar tiene uno de los jardines más bonitos y frondosos de la cuadra. Quizás lo mantenía y cuidaba cuando gozaba de buena salud. Lamentablemente eso ya no es así. Todos los días este señor de anteojos y jockey, postrado y silencioso, contempla cosas que creo que muchas veces no apreciamos (o incluso, despreciamos). Situaciones intrascendentes para nosotros pero que, para gente como él, tienen un valor muy especial, como ver niños jugando, ver el astardecer, oír el ladrar de los perros. Es más, creo que un saludo basta. Lo digo porque cada vez que paso por ahí me queda mirando, yo le digo hola, y este señor me sonríe, hace un esfuerzo por responderme con su afónica voz; y tal vez ese gesto, más que un saludo es un acto de agradecimiento. Un acto de agradecimiento que posiblemente cuando estaba bien, era joven y laboralmente activo, no se dio el tiempo de manifestar; no se dio el tiempo de saludar a un desconocido ni de observar todo lo que lo rodeaba.
Por eso digo que las circunstancias de la vida son extrañas, errantes, cambiantes. O como lo he escuchado varias veces: “la vida da muchas vueltas”.
Podemos soñar toda la vida, planificar proyectos a largo plazo, adquirir muchas cosas, llenar de ceros nuestra cuenta bancaria, pero mucha gente no se da cuenta de lo más valioso que tenemos: el presente, el ahora.
La vida puede ser sarcástica, irónica (como diría Alanis Morrisette), incluso injusta. Por lo mismo no podemos dejar de manifestar lo que sentimos. Queda claro que no somos dueños absolutos de nuestras vidas. Tan sólo podemos recordar, y es preferible recordar los buenos momentos. El único consuelo, que creo valedero, es que existe un Dios que no deja nada al azar. Título extraído del tema "Encontrar", de Andrés Valdivia.
Dedicado a mi amigo M.C.A.
Es triste lo que escribiste, pero hay que destacar el mensaje de fondo, que creo que lo aplicas siempre.
ResponderEliminarLa vida a veces nos sorprende con acontecimientos que no podemos ni queremos entender, y que deseamos que simplemente no hubieran sucedido nunca. Sin embargo, aunque sea difícil, hay que intentar recordar los buenos momentos, seguir adelante con fe en Dios, que todo lo hace por algo, incluso lo más triste...quizás para él hay personas que merecen liberarse anticipadamente de lo terrenal, para descansar.
Pablo querido amigo, la vida nos pone a veces obstaculos tan grandes pero a la vez tan pequeños si se miran desde otra perspectiva, y no valoramos lo realmente tenemos a nuestro lado, Los amigos; personas que han estado contigo por siempre, que has compartido mil y una aventura, pero cuando fallece uno de ellos es como si te arrancaran subitamente y sin previo aviso un pedacito de tu alma y corazón.
ResponderEliminarY como dijiste quedan los bonitos recuerdos que viviste con tu amigo.
Eso...
Thank you My dear friend.
Matías.